lunes, 10 de diciembre de 2007

El dedo chico de la mano



Él juega a rociarle con el dedo chico la mano. Los dos, en eje horizontal miran el cielo y la forma en como las nubes cambian. La tarde tibia comienza a desangrase en la nada. El dedo, pilar dudoso y rígido, se sueña dedo cazaron furtivo de caricias y tal vez de baba.
Ella se sueña desnuda y se sonroja de pensar que tal vez en sólo unos instantes su sueño se convierta en augurio, y en otros pocos, realidad. Él piensa en los escarabajos que fastidiosos lo espían desde los árboles. ¿Ella sabrá que su dedo no se anima a convertirse en caricia y baba? Ella sabe, pero disimula, el peor obstáculo del amor es la vergüenza, esa vergüenza de un “no te quiero” y bañes, en penas violetas y oscuras, el alma avergonzada.
Él la sueña desnuda ahora y mueve, con mucho esfuerzo, un poco más el dedo chico para que ella tal vez se contagie sus pensamientos y a él lo sueñe desnudo y rozagante. Se le escapa un suspiro de esos un poco reveladores que siempre están de sobra en momentos verdades inexcusables.
De repente se le revela el silencio y la precisión de decir algo se convierte, absurdamente, en inevitable. Ahora su boca esta desnuda de palabras y expresiones. Ella lo nota incomodo y cavilante, y decide emitir ella ahora una palabra, de esas que se forman solas en la boca y salen sin mucha gloria. Pero no lo logra y de su boca solo sale un suspiro.
Él respira aliviado porque sospecha que ese suspiro debe ser de enamorada. Él es un tipo con ojos tristes, pero mente rápida y tiende a buscar señales obvias en momentos de intenciones claras. Como éste. Como otros en los que quiso decir algo, tocar algo, besar algo, acariciar algo y quedo como un sueño, irrealizable y frustrado, como la boca de puchero y ella con cara de situación rara.
Ella se puso un escote revelador de misterios. Pensó que con eso él perdería esa acusante timidez y domaría su dedo meñique para que se convirtiera en halago y alas. Pero su dedo seguía tan petrificado como esa palabra. Palabra de yeso inquebrable.
Ella, ya cansada, finalmente toma envión y toco sus palmas. Él asombrado, se levanta dejando el mantel de flores y a la amada en el eje horizontal del mundo. Y desde la verticalidad la mira con una mirada gris y refugiada.
Ella desde lo horizontal articula unas palabras extrañas, de esas que viven los sueños y se articulan en momentos mágicos. Él la mira extrañado, y su dedo se retrae en rabia, hace oídos sordos y se va caminando seguro a ventanas abiertas. Ella en vez de ponerse a llorar se tira a la pileta cosa de que nadie se de cuenta que de sus ojos sale agua

jueves, 15 de noviembre de 2007

Operación despechadores




Las plazas y parques son lugares claves de acción para superhéroes. En estos se viven momentos intensos de las relaciones humanas. Son locaciones claves, en primer lugar por que carecen de techo, esto produce en los seres pensantes una sensación de rebeldía inimitable. Los lugares cerrados, son muchos más obscenos por ley, pero no más rebeldes. En las plazas de barrio la vida se desenvuelve con gran valor y locura, grande decisiones circulan por las hamacas, retos de padres, atardecer, juerga de jóvenes incontenidos por sociedades nefastas, algodones de azúcar, primeras pitadas de cigarrillos y grandes verdades entre las parejas.
Un ejemplo de esta situación podría verse clarificada en el caso de Ana y Manuel. Una siesta de martes se juntaron definitivamente a hablar de lo “nuestro”, eligieron un lugar lejano a sus realidades, compraron una gaseosa y fueron a sentarse en los escalones de un parque lindo y renovado de la ciudad.
Luego de media hora de suspenso de hablar de las cuestiones mundanas de la vida Ana empezó. Le dijo que lo quería, que lo extrañaba, que pensaba todo el día en él, que le regalaba sus bombachas y otras cuestiones de lo más atrevidas y groseras. Manuel, aunque curioso por las bombachas, se sintió perseguido e intimidado y comenzó a mirar el reloj de pulsera sistemáticamente. Ana, entre suspiros y rezos internos, descargaba su pecho ansioso y lo soñaba desnudo y tímido.
Manuel besaba con pasional boca sus cigarrillos y evitaba mirar a Ana a esos sus ojos misericordiosos. De repente las palabras se retiraron como olas en la playa y el silencio invadió la atmósfera. Era el turno de Manuel, él debía hablar.
“no perdóname, no soy vos soy yo, no estoy al mismo nivel de tus sentimientos, ojalá podamos seguir viéndonos como amigos, acabo de salir de una relación muy difícil…” En esto estaba cuando desde atrás de un arbusto, apareció Intelectualoide, el superhéroe del barrio. Se paró a contraluz, él sol en la nuca lo mostraba misterioso y hasta temerario. Vestía sus calzas rojas de lycra con los hilos estirados, sus 80 kilos en 1,60 de alto, la capa negra, la barba de 6 meses y su cara poco agraciada por la naturaleza.
Manuel, un poco confundido largo el clásico: “Va! y éste quien es?”, pero Ana conocía la leyenda y conocía la fama del superhéroe. Intelectualoide miró fijo a la pareja y cavilar se abalanzó sobre Manuel.
La pelea duro poco, los dos cuerpos se entrelazaban en el suelo, se escuchaba un silencio que sólo se interrumpía con ruidos de congoja y forcejeo. Los transeúntes que circulaba por el parque miraban la escena con gran curiosidad. Se veían piñas, sangre, golpes, cachetadas, tirones, pellizcotes.
El vendedor de helados que es un hombre de gran sabiduría y coraje, arriesgo todo, dejó el carrito abierto y corrió hacia la zona de riña a toda velocidad. Unos avivados que estaban tomando cerveza en la cercanía aprovecharon la ausencia del heladero y se robaron los poco helados de frambuesa que quedaban y se fugaron por la calle lateral.
Manuel estaba sobre el superhéroe dándole piñas en el costado y éste a esta altura sólo se tapaba la cara y tiraba unas tímidas patadas. El heladero agarró de las orejas a Manuel, y le dijo “Para loco, no ves que ya esta tranquilo”. La ira de Manuel le hervía en las venas pero la ver el público que lo rodeaba se calmó, tiró 5 puteadas y se fue caminando mientras se acomodaba la remera.
Tardaron un rato en reanimar del todo al superhéroe, y cuando éste pudo pararse, le paso 15 pesos al heladero, y dijo “gracias Macho, con esto te pago los helados de frambuesa” y se fue, caminando lento y tambaleante hacia la parada del colectivo.
“Siempre lo mismo éste muchacho, se la pasa recibiendo zurras de despechadotes” dijo el heladero a los curiosos. Ana lo seguía con la vista atónica. El heladero le convidó un helado de vainilla y ella se fue rumbo a su casa, ya ni pensaba en Manuel.

lunes, 15 de octubre de 2007


El se revela observando, en silencio absoluto, la danza hermosa de ella bajo la luz intermitente de un boliche rabioso. Su orgullo reprimía como una represa sus ganas incontrolables de besarla hasta devorarla. Ella coquetea con las luces y los latidos de los parlantes y por que no, de su corazón indómito.
Es extraño pensarla suya, él esta convencido de que ella nunca quería serlo. A este punto de su historia él pensaba que tal vez esas miradas, esas palabras, que llegan hasta el límite pero no lo cruzan, tal vez no existieron. ¿Las habrá imaginado? Para él, para sus ansias, para esa noche este ritual, él piensa que no. Es su única salida, para no avanzarse sobre ella y pedirle explicación y mostrarle su mugrienta conciencia.
La multitud alborotada y rebotante, lo mostraba es su lado más sincero: la soledad. Entre luces entrecortadas, se muestra entre flashes su figura solemne, acompañada de un trago un poco olvidado pero expendedor de coraje. Y ella, baila, baila como si estuviera sola y nadie la estuviera mirando, se endereza, se retuerce, se regenera.
Él, un tipo moderado, nunca en toda su vida ha puesto el pecho a las balas calientes de una mujer. Nunca. Y nunca lo haría, esa era la diferencia entre un gil y un ganador. Probablemente fuera así, pero ahora todos lo creían solitario, incluso resentido.
Ella, un intrusa, siempre entrometiéndose en lugares ocultos, donde él esta sólo, sólo consigo mismo, sólo ahora con ella. En esos instantes de trances entre el sueño y la vigilia, entre la realidad y las ficciones de su mente, ahí aparece ella. Ella, en sus palabras, en sus defectos, sus rasgos físicos que desea y esos rasgos que le desagradas, pero ella en fin, ninfa imperfecta, real, pero ninfa en fin.
Ella lo ve y abandona su danza primitiva, y se acerca ahora, pantera, entre los flashes, él permite a sus ojos deleitarse brevemente con su virtual, y no puede evitar imaginar que cuando esté a 20 centímetros de su boca la tomará y la besará hasta devorarla. Hierve pensando en el intercambio de jugos tibios y savias.
Ella, esquiva obstáculo humanos en ese escenario selvático. Ahora ella esta a 20 centímetro, pero su barreras están más altas aún. Ella lo saluda y él petrificado, siente la represa a punto mostrar la grieta. Él le pasa el trago del coraje y ella sólo lo toma, sintiendo una frustración de que querer ser besada. Pero esos ojos jamás le robarán su preciada libertad.
“Si no venía yo…” Rumorea ella en su oído. El mareado piensa en las palabras y las miradas límites y sabe, ahora, que no fueron imaginadas, que salieron de esa boca. Esa boca que cuando le habla lo agarra suavemente del brazo para escalar hasta su oído. Él se queda en silencio y ella siente el pecho apretado, no tiene sentido, esperar la grieta. Grita se regenera en cada uno de sus respiros. Ella dice chau y sigue caminado. Él abandona la posición solemne y se da vuelta y la toma suavemente del brazo, quiero abrazarla, quiere besarla, tocarla, llorarle su agua estancada y podrida. E ir a tragar su savia a un lugar sin flashes y tambores. Ella, esperanzada, se da vuelta y lo mira con ojos brillantes de lágrimas frutadas al borde del naufragio.
“Yo te abandoné” murmura.
“Ya lo sé” dice ella, con vos suave y triste.

Ahora su ego y coraje le reintegran la seguridad de ser pilar inquebrantable y se reconforta en la seguridad de que jamás caerá en las artimañas de mujeres cualquiera que se sienten especiales.
La ninfa, ha perdido. No ha logrardo burlarlo, pero ella no quería hacerlo. Y él, tras un orgasmo de orgullo, camina manso hacia la salida dejando a la ninfa y a la represa en otra dimensión.

El pudo burlarla y ella naufragara triste y calma. Se disuelve otra vez en el ritual de flashes y tambores. Se da regreso, de nuevo, a su mundo de corrientes marítimas y espuma de mar.

viernes, 12 de octubre de 2007

El suicidio







Sr ¿Cómo le va? AH…nos abandona antes de tiempo. Usted tiene fecha de check out en el 2025 o me equivoco. Bueno, como usted prefiera, la institución le agradecería si usted recibiera nuestras recomendaciones sobre otros hospedajes. Bueno, como usted prefiera. Pero recuerde, que el depósito bancario no es reembolsable eh?. Bueno, le preparo la cuenta entonces. Esto es suyo y le dejo un tarjeta y bueno…que buena suerte en el vieje. Y que dios se apiade de su alma.

Micro relatos hoteleros


San Pedro, el recepcionista

Le preparo la cuenta? Como no, tome asiento por favor, y ¿disfruto su estadía?
Si, casi toda.
Me alegro. ¿Qué fue lo que más le gusto?
Y…la infancia me parece.
Me alegro.
Aquí tiene, esto es suyo, le dejo una tarjeta y bueno, muchas gracias por visitarnos, nos vemos el paraíso.


martes, 2 de octubre de 2007

chispazos


No he escrito nada en una semana, me he sentado relajada delante del teclado, de la hoja en blanco, en pensado en las cosas de la vida que me absuelven de ser brillante, y también he pensado que esas que me harían serlo. Nada, solo líneas vacías, sólo palabras, no ideas. Pensándolo bien, la escritura no son palabras, ser escritora no es saber poner palabras en algún lado, ser escritora es formular ideas. Ideas que hoy no tengo.
Imagino que me rodea un campo magnético de esos que una no ve, pero que existen, y las ideas vienen volando de ese lugar de donde usualmente descienden (no será el tan platónico mundo de las ideas?) y este campo magnético hace de escudo protector de genialidad, y esos chispazos de locura rebotan. El chispazo rebota y se dirige a la cabeza más cercana.
Me imagino a mi vecino que probablemente este durmiendo en este momento (debido a la alta hora en que la articulo estos pensamiento) soñando tal vez en su cama, boca abajo, apoyando su peso sobre un colchón suave y familiar, sonriendo, pensando él entonces ideas que debería haber sido mías. En sueños debe sonreír con las disparatadas, de asustarse con las más lubres y debe inquietarse con las mundanas. Ojalá mañana las recuerde.
Pero talvez… Que pasa si es al revés?. Que pasa si el condenado es él. Si por arte de algún genio maligno el campo magnético protector de ideas prevalece sobre mi vecino y yo, al ser el ser humano más cercano a él (solo nos divide una pared) me convierto en la destinataria de chispazos que en realidad no me corresponderían. Es una posibilidad. Y a aquí es donde llega el momento de descubrir mi carácter.
Soy de esas que piensa que las ideas son fruto del azar, que es un don con el que nacemos. O soy de las que cree que ser escritora es un trabajo de esfuerzo, tenacidad, y perseverancia, un trabajo como cualquier otro, en el que la genialidad se alcanzaría sin raya del culo, y largos kilómetros de papeles impregnados de tinta y cayos en los dedos.

….

Si la primera opción llevara el número 1 y la otra el 2 yo diría que soy ½ , un 50/100, La mitad de una torta. Seguiré sentada en esta silla, pero también invocaré a genio maligno para que siga alimentando el campo magnético del vecino. Ya me había encariñado un poco con eso de formular ideas.

martes, 28 de agosto de 2007

Manifiesto Parte 1





Un día dejé de perseguir el fantasma de la originalidad. Miré al espejo y entendí que esta cara ya ha sido mirada dos veces, por estos mismo ojos sangrientos y huraños.
Dejé de perseguirla porque dejé de perseguir muchas cosas. Dejé de lado las utopías y quimeras y me adentre en otro cosmos. Otro elemento donde los cánones de lo perseguible ya no existe.
Dejé de buscarla, porque me cansé de buscar pajales en agujas y sombras en las noches. Tal vez la extrañe, tal vez ella me busque a mí, pero yo no voy quebrar mi brazo, mis hombros, mis costillas, mi cuello, mi cráneo, intentado encontrarla.
Lo que importa es la búsqueda dirán otros.
Lo que importa es otra cosa. Que cosa. No lo sé y tampoco lo contestaré nunca. Dejaré de buscarte fantasma, porque la muerte es próxima y las calles angostas.

miércoles, 25 de julio de 2007


Era época de elecciones, el intendente del departamento, que buscando su flameante releccion, anunció que al día siguiente, iba a poner en el transporte público de pasajeros sellos de buen humor.
Marcos tenía 23 y ya trabajaba para su padre. Ya está recibido, administrador de empresas y hace 3 meses que entró en la empresa familiar.
Esa mañana su padre lo llamó al celular a las 7 de la mañana y le dijo:
“Marcos, hijo, es hora de que empieces a experimentar a los sabores amargos de la profesión. Venite temprano que tenés que despedir a López, en señor de la limpieza.
“Papá, pero…yo no tengo la autoridad para eso.”
“Cómo que no hijo?, ¿Acaso no eres mi hijo?”
Y así fue como Marcos se cambio lo más rápido posible y se fue a esperar el colectivo. La mañana fría todavía, pero auguraba un día soleado y cálido.
En la parada del micro había una señora que tenía colgada en la espalda la mochilita rosada de su pequeña hija, la cual daba enormes bostezos y se refregaba la nariz con la manga del guardapolvo.
“Hija…¡Por favor, que tenés el guardapolvo limpio!” refunfoneaba la señora. .
La niña la miró y contesto con sólo un bostezo.
Los minutos pasaban y el colectivo no llegaba. Marcos estaba cada más impaciente y uraño.
“Debo ser fuerte, implacable, seguro de mi mismo, no fruncir el ceño, duro como una roca” En estos pensamientos nadaba, cuando llegó el uno.
Se subió como de costumbre y se acercó a la maquina para sacar su boleto.
“¡Buenos días!” Le dijo una chica que estaba sentada a la derecha y le dio un beso en la boca. Estaba por meterle la lengua, cuando el chofer arrancó la maquina y Marcos casi se cae sobre un señor de bufanda roja.
Un poco desconcertado pasó el dedo en la maquina de los boletos e instantáneamente sintió una grata sensación de buen humor, de positividad y felicidad y dijo a los gritos: “Je, je je, buen día!!!!!!”
Y todos le respondieron: “Buenas pibe!!!” , “Qué haces compadre!!”, “Loco que alegría!” y muchas otras cosas más.
Marcos se sentó entre dos viejitas que le agarraban los cachetes y le mostraban fotos de los nietitos. El gordo de atrás propuso una ronda de chiste, y Marcos contó uno de un canario y un bagón de tren, que hizo que le saltaran lagrimas en los ojos al chofer y tuvo que parar en la banquina a recomponerse.
Siguieron con las coplas y los cogollitos. Cuando alguien se bajaba todos emitían efusivos “Chau, Chau amigo”, “Un gusto verte compañero” y otras frases festivas.
En eso se subió alguien y gritó que era su cumpleaños y todo dijeron “Ehh!!!!” y empezaron a cantar el cumpleaños feliz, y el Japi verdey tu yu, y saluteee y todos cantaron a los gritos y le regalaron cosas que tenían en el bolso, como tapitas de latitas, gomitas, crayones, unos lentes de sol, un pintalabios, un billete de la suerte, etc.
Y en eso estaba cuando Marcos vio que se acercaba a su paradas, se paró y dijo “Eh!! Muchachos, acá me bajo yo!!” Y todos lo besaron y le dieron la mano y palmadas en las espalda y en el hombre.
Una vez abajo recibió bocinazos del colectivo que se alejaba con la fiesta abordo.
Marcos todavía se reía del chiste de la piba de las trenzas y pensaba “La verdad es que lo voy a Juarez en un tipazo.”
En esto estaba cuando le cayo el baldazo de agua de la realidad. Le iba a tener que decir a López que estaba despedido.
Llegó a la empresa y ahí lo esperaba su padre con el lomo serio y su boca de apio podrido.
“Partí pa’, la oficina que ahí te está esperando Lopez.”
Marcos se dirigió a la puerta de la oficina y escuchó la voz de su padre que le dijo “Hijo…Fuerza” mientras entrecerraba los ojos.
Marcos entró a la oficina y ahí esta Lopez, de mal humor, se veía venir la cosa. López vive a tres cuadras y siempre se viene en la bici, por lo que estaba con cara de todos los días un poco asustado.
Marcos se sentó en frente y le dijo: “Lopez,…Usted…usted….usted despídame a mi!!” Y salió corriendo a tomarse otro micro de regreso a su casa.

martes, 10 de julio de 2007


Sus ojos Vidriosos

Parece que va a hacer frió mañana!
A sí?
Eso dijeron en el noticiero! Incluso lluvia.

Helena no podía controlar el furor de su sangre. Llego a su cubículo y se comunico con el comité de actos de vergüenza aparente (C.A.V.A.) A la media hora sonó el teléfono. Atendió nerviosa, transfirió la llamada y las pantallas se encendieron, esta estaba dividida en 4 pantallas iguales en la cuales se veían resplandeciente las caras de las mientras de comité de la CAVA.
Helena encendió el 5to cigarrillo y se sentó en la silla climatizable. Respiraba con dificultad. No sabía como acomodar las piernas. Estaba a punto de tomar una “shot” de antinerviosismo pero su fuerza de voluntad logró vencer su incontrolable impulso.

Buenos días Helena. Dijo la miembra principal de comité. Mi censor muestra que tienes elevadas dosis de estrés en tu cuerpo. Presiento que tiene que ver con Pedro. Cuéntame detalladamente que pasó. Y por favor no añadas efusiones eso se vera después.
Bueno eh… yo iba por la calle desde y en la esquina estaba pedro mirando para el cielo. Yo yo quería saber que estaba haciendo…No no no Helena por favor solo los hechos objetivos. Bueno..yo iba la calle Lang a las 7 de tarde y Pedro estaba parado en la esquina de Vervau mirando hacia arriba. Me acerqué y le dije Parece que va a hacer frió mañana!. Así? Me dijo él. Y yo dije: Eso dijeron en el noticiero! Incluso lluvia. Y me di la vuelta y volví rápido. Cuando llegue acá pedí una reunión con ustedes.
Esta muy bien Helena esta muy bien. Dijo la cara del cuadrante de abajo a la izquierda. Es verdad que en estos días un encuentro cara a cara con un hombre es una situación bastante incomoda pero recuerda que la naturaleza humana tiende a unir a los seres de la misma especie. Eso es natural.
Ahora, explícame la historia de nuevo pero trata de volcar todas tus sensaciones. Haber…Yo iba caminando..Porque saliste a la calle para empezar. Tienes que ser detallista ya hemos pasado por esto sabes como tiene que ser. Relájate y empecemos de nuevo. Dijo el cuadrante de abajo a la izquierda. (curiosamente el cuadrante de arriba la izquierda no hacia nada solo se agarraba la cara y hacia signo de aprobación)
Bueno salí a la calle hoy porque encontré unas fotos antiguas de mi madre. Y estuve pensando en la vida antes. Los amigos se juntaban en un mismo lugar y se charlaban cara cara, los lugares de trabajo era comunes y bueno, incluso el sexo requería que dos personas estuvieran juntas, eso la cercanía, no se me dió como claustrofobia y salí. Helena sabes que no existe tal cosa como la claustrofobia eso la extrajeron de nuestro genoma hace décadas ya. Bueno entonces no se, sentí ganas de salir y estar bajo en cielo (o lo que queda de él). Iba caminado lento, y es eso vi a Pedro. Pedro se acuerda el chico de la cámara. Y estaba mirando hacia arriba, me dio mucha curiosidad, es muy raro que alguien mire así a esa hora y en la calle.
Me acerque y le dije eso. En el medio de la conversación me di cuenta de lo extraño que resultaba eso y me quise ir. Pedro se dio cuenta porque mi miró con ojos extraños incluso amables, parecían de vidrio.. Yo di media vuelta y volví a mi cubículo lo más rápido que puede. Confieso que estuve a punto de tomar un shot, pero me contuve.
Esta bien Helena, esas cosas pasan, no somos seres perfecto. Evidente Pedro es un target sexual para vos. No es eso. Helena por favor nosotras sabemos más que vos de eso. Eso que sentís es energía sexual. Y eso se debe a que te rehúsas a satisfacerte como corresponde. Si quieres conocer a Pedro trata de hacer por red como todo el mundo hace, y ahí arregla un encuentro sexual con el pero intenta evitar estas situaciones de stres, disminuyen tu productividad… pensalo. Ahora calmate e intenta seguir con tus funciones en el programa eso te ayudara a superar la situación vergonzosa.
No dude en contactarnos si la sensación persiste. Adiós.

Solo estática y angustia quedó de la reunión con la C.A.V.A. Se sabe que todo sen la vida sentimos angustia, es decir retazos de sensaciones que fueron eliminados del genoma pero que deja rastro es otra parte, y esta se manifiesta de vez en cuanto. Helena siguió sintiendo vergüenza pero no llamo de nuevo al comité, evidentemente ellos no lograban reducir su ansiedad sus dudas.
Pasó el resto del día trabajando en el programa pero su mente fantaseaba con Pedro. Que pensaría pedro, seria como ella, seria normal, que sentiría Pedro. En eso el tiempo activo termino y su cena apareció por la hendija. Cenó y se acostó. No podía conciliar el sueño, revivía el suceso una y otra ves.
En eso sintió golpes en entrada del cubículo. Abrió. Era Pedro con sus ojos vidriosos.

viernes, 6 de julio de 2007



El sobre, llovido y mojado.

Entró con un sobre de esos de papel madera grandes, se lo había dejado en planta baja en el transcurso de la tarde y exhalaba la sutil sospecha de estar al borde de la desintegración acuosa.
-Hubiera sido más fácil que me mandara un mail. Pensó. Pero sabía que él sabía que ella sabia que la palabra en puño y letra tiene una carga sentimental mucho más potente que caracteres sobre le teclado.
Tan mojado estaba el sobre, que se le había pegado todo lo que tenía adentro. O talvez, él había llorado como un bebedero y lo había laminado de agua salada o tal vez solo estaba llovido. Lo probó. Era la única manera de averiguar de donde provenía su particularidad ser mojado.
Era llovido no tenía gusto a llorado. O tal vez también estaba llorado y después llovido. O tal vez lo salado se había evaporado dejando solo lo mojado.
La cosa es que el sobre llovido (o llorado) y a esta altura estaba tan mojado que no se podía abrir para descubrir que más él le quería decir. Así que lo colgó en la soga de tender que atravesaba la sala. Le puso dos broches y se sentó a mirarlo en la cama. Tan llovido, tan mojado.
En realidad ella había visto dos sobre en planta baja, es decir: yo-ví-dos-sobres o sobres-yo-ví-dos habían dos. Pero los misterios del otro sobre llovido eran para otro.
Lo miró como 5 minutos pensando en las cosas ya dichas mil veces que probablemente se repetirían en el contenido del sobre llovido mojado. Pensó en mudarse, o en teñirse en pelo, o conseguirle otra novia, o en todo caso otra amante al pobre llorón de sobres. Se quedó dormida. Soñó en cuando ella también le lloró el sobre a otro.
Cuando se despertó, ya no estaba mojado, ya no había llovido, y ya no había sobre.
Levantó los hombros cerró los ojos y dijo: Mejor.

jueves, 5 de julio de 2007

hemos vuelto


¿Quien ha vuelto?, han vuelto tal vez los revisionistas históricos, han vuelto acaso, los hijos de la luz, o tal vez han vuelto los masones a gobernar el planeta (si es que no lo han hecho simpre). Supongo que el lector en este momento dirá mientras mira la pantalla un merecido BAH!

No NO, he vuelto yo.

Y de ahora es adelante seguiré con esta inquitud que la literatura. Si lo es, es un interrogante, es algo que ojala nunca podamos contestar( yo intententare, pero en otras entradas)